Cuando me hundo; solemne, en tu caverna,
me embarga el éxtasis, alto y profundo,
frenético; parezco un trotamundo,
viajando desde el ojo hasta la pierna.
Me acerco a ti; gateando lentamente,
gozando tu esplendor de dama ruda
y tú me esperas; paciente y desnuda,
anticipando mi beso, ya inminente.
Me acerco un poco más; golosamente
descubro que es tu ser el que gobierna
mis ansias y deseos. Me consterna
el suave seducir de tu figura
y la danza de toda tu escultura
cuando me hundo; solemne, en tu caverna.
Me muevo y te meneas con holgura
en baile cadencioso y trepidante.
Tu cuerpo se estremece; tiritante,
cuando al fin llego al fondo de tu hondura.
Me detengo y te observo; sin censura,
ojeando cada micra de tu mundo,
luego embisto; arrobado y furibundo,
disolviéndome en tu cuerpo admirable.
Y abrazándote, risueño y adorable,
me embarga el éxtasis, alto y profundo.
Te observo nuevamente, sin decoro:
qué bellas son tus formas tan sinuosas
y tus senos, ¡qué tetas más hermosas!
Y así me sorprendo sobre un tesoro
valioso, más que rubí, plata y oro.
Con tus sabores y olores me cundo,
de tus perfumes y aromas abundo,
mientras recorro tu alba geografía,
y hallando; palmo a palmo, lozanía
frenético; parezco un trotamundo.
me embarga el éxtasis, alto y profundo,
frenético; parezco un trotamundo,
viajando desde el ojo hasta la pierna.
Me acerco a ti; gateando lentamente,
gozando tu esplendor de dama ruda
y tú me esperas; paciente y desnuda,
anticipando mi beso, ya inminente.
Me acerco un poco más; golosamente
descubro que es tu ser el que gobierna
mis ansias y deseos. Me consterna
el suave seducir de tu figura
y la danza de toda tu escultura
cuando me hundo; solemne, en tu caverna.
Me muevo y te meneas con holgura
en baile cadencioso y trepidante.
Tu cuerpo se estremece; tiritante,
cuando al fin llego al fondo de tu hondura.
Me detengo y te observo; sin censura,
ojeando cada micra de tu mundo,
luego embisto; arrobado y furibundo,
disolviéndome en tu cuerpo admirable.
Y abrazándote, risueño y adorable,
me embarga el éxtasis, alto y profundo.
Te observo nuevamente, sin decoro:
qué bellas son tus formas tan sinuosas
y tus senos, ¡qué tetas más hermosas!
Y así me sorprendo sobre un tesoro
valioso, más que rubí, plata y oro.
Con tus sabores y olores me cundo,
de tus perfumes y aromas abundo,
mientras recorro tu alba geografía,
y hallando; palmo a palmo, lozanía
frenético; parezco un trotamundo.
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